La artista brasileña Carolina Bianchi encara la violencia masculina en "The Brotherhood"
Dos años después de una impactante obra sobre la violación, la artista brasileña Carolina Bianchi aborda la solidaridad masculina y derriba algunos ídolos en "The Brotherhood", la segunda entrega de su trilogía teatral sobre la violencia sexual, presentada esta semana en Francia.
En "A Noiva e o Boa Noite Cinderela" ("La novia y Buenas noches Cenicienta"), estrenada en 2023 en el prestigioso Festival de Aviñón, en el sur de Francia, Bianchi sorprendió al público al consumir la "droga del violador", embarcando a la sala en un "viaje al infierno" de violación y feminicidios.
Años antes, la autora había ingerido esa misma droga, sin saberlo, antes de que la violaran. Algo que describe como una "muerte en vida".
En esta segunda entrega, estrenada el 9 de mayo en Bruselas y coproducida por Le Maillon en Estrasburgo, en el este de Francia, la artista de 41 años cambia de perspectiva y pone el foco en las alianzas y la dominación masculinas.
También continúa explorando la relación entre la violencia sexual y la historia del arte.
Representada en portugués con subtítulos, "The Brotherhood" empieza con el rapto de Proserpina, obra de Rubens representada en un telón que se desploma.
Vestida con frac negro y con las 500 páginas de su investigación sobre la violencia sexual en la mano, Bianchi expone la violencia masculina en las artes, desde "Titus Andronicus" de Shakespeare hasta "La gaviota" de Chéjov. En este último caso, recuerda la cita del dramaturgo ruso: "si quieres mi vida, ven a tomarla".
Tiene en el punto de mira a los artistas masculinos erigidos en genios que, al glorificar en sus obras la violencia contra las mujeres, mantienen precisamente esa cultura de la violación.
La autora, directora y actriz se dedica a deconstruir a estos ídolos y explorar su influencia.
- Traumas de la violencia sexual -
"¿Por qué nos fascina la violencia contra las mujeres en las artes? ¿Qué hacemos con esa fascinación?", se pregunta Bianchi, quien explica a la AFP que, más que de "buscar una respuesta muy clara", se trata de "utilizar la poesía y el lenguaje escénico" para abordar estos temas.
Así, en una escena, entrevista en inglés a un renombrado director (ficticio). Un encuentro que comienza bien pero termina mal para este hombre, cuya seguridad se va desmoronando... hasta la muerte.
En la segunda parte, siete actores con camisa blanca, sentados en una mesa, recitan fragmentos del colosal trabajo de investigación de Bianchi: una vomitiva retahíla de crímenes de naturaleza sexual.
Un torbellino de palabras y referencias —tomadas de la ficción o de la realidad, del pasado o del presente— que interpela a los espectadores, incitándolos a posicionarse.
"Me gusta que el público reflexione. Incluso si no estás de acuerdo, no es mi objetivo. No es un espectáculo destinado a convencernos. Se trata de proponer una nueva manera de abordar ciertas cosas", afirma Bianchi.
En este espectáculo, no recomendado para menores de 18 años, la artista también se expone en varias escenas sexuales: masturbación, copulación y bukkake —acto en el que varios hombres eyaculan sobre una persona-.
Se trata de escenas surgidas de las "enormes preguntas sobre lo que ocurre con la sexualidad cuando te ves confrontado al trauma de las violencias sexuales", explica.
"Para mí, es una de las cuestiones centrales de la trilogía, que estará cada vez más presente en el tercer capítulo", cuyo estreno está previsto para 2026.
A.L.Peter--BVZ